viernes, 23 de marzo de 2007

El yogur y la corbata

La verdad es que el título me lo ha inspirado "El tormento y el éxtasis"

La cosa es que anoche hice uso de otra de las armas más perfectamente diseñadas para la guerrilla urbana de la limpieza casera... EL CEPILLO DE UÑAS... que no está hecho de uñas sino de cerdas naturales o de fibras de nylon (que se pronuncia nailon)

El caso es que llegué a casa de trabajar, bastante tarde y, sin cambiarme (primer error), me senté en el sofá (a mano de Zar, segundo error) a comer un yogur (producto peligroso, tercer error) mientras hablaba por el móvil (cuarto error y claramente estaba invocando a los dioses de la desgracia) Y claro, Zar pasa bastantes horas solo, se aburre y cuando vengo no me lo puedo quitar de encima, vino a babearme la ropa (bueno, vino a jugar) y al intentar apartarme derramé parte del yogur sobre mi corbata y sobre una solapa de un traje oscuro.

Además de enfadarme porque la corbata me la acababan de regalar tuve que buscar solución, así que, con un depillito ligermente humedecido retiré el yogur de la solapa y sequé inmediatamente la humedad con una toalla y procedí de la misma manera con la corbata, teniendo cuidado de seguir el dibujo que hace la tela y secándola con más cuidado (si se humedece el interior, al ser de distinta tela, la corbata se puede deformar completamente y queda poco utilizable)

El caso es que no llegué a usar el Mistol (o Fairy) como otras veces he tenido que hacer con manchitas de grasa de las típicas salpicaduras que encuentras cuando has tenido una comida auqnue hayas tenido mucho cuidado. Cuando vuelva a ocurrirme ya os contaré.

No hay comentarios:

Google